martes, 10 de mayo de 2016

MANTO TERRESTRE

El manto terrestre es la capa de la Tierra que se encuentra entre la corteza y el núcleo (supone aproximadamente el 87 % del volumen del planeta). El manto terrestre se extiende desde cerca de 33 km de profundidad (o alrededor de 8 km en las zonas oceánicas) hasta los 2.900 km (transición al núcleo). La diferenciación del manto se inició hace cerca de 3.800 millones de años, cuando la segregación gravimétrica de los componentes del protoplaneta Tierra produjo la actual estratificación. La presión en la parte inferior del manto ronda los 140 GPa (unas 1.400.000 atmósferas). Se divide en dos partes: manto interno, sólido, elástico; y manto externo, fluido, viscoso.






Características del manto terrestre

Esta capa tiene unos 3000 kilómetros de espesor y es una región de roca densa muy caliente. Se mantiene prácticamente en estado sólido debido a la gran presión que ejerce la corteza superior. No hay una continuidad entre la corteza y el manto. Esta alteración radical entre una y otra estructura es conocida como la discontinuidad de Mohorovicic, que actúa como elemento fronterizo entre ambas capas. Esta zona intermedia entre la corteza y el manto separa los materiales con menor densidad de la corteza (por ejemplo, el calcio, el sodio y el potasio) de los materiales con mayor densidad del manto (los silicatos de hierro y el magnesio).

A través de los sismógrafos es posible obtener información sobre el comportamiento del manto terrestre, pues no es posible acceder a esta capa de manera directa. Los registros sísmicos facilitan información esencial para comprender la estructura del manto.

Así, los geólogos hablan de dos capas diferenciadas:

1) el manto superior que llega hasta los 700 km y la velocidad de las ondas sísmicas es superior a las que se producen en la corteza y

2) el manto interior tiene un grosor que va desde los 700 hasta los 2900 kilómetros.


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